Sí, todo lo que nos rodea es música.
De hecho, cuando disfrutamos de algún evento la música es la que prima, la que da vida a la situación, el corazón y el alma de la fiesta.
Uno de los fines más primordiales en Educación Infantil es hacer feliz al alumnado, pues gracias a este estado anímico se garantiza un ambiente ideal para que se den todas las activaciones posibles de sus conocimientos. Pues bien, la música y la felicidad están conectas.
Cómo ya he comentado, la música está presente siempre en todos los momentos festivos, por tanto, es muy importante enseñar al alumnado a escuchar. Aprender música y saber crearla les permitirá disfrutar mejor de las ocasiones a celebrar.
Y es tan importante enseñar música como introducirla en la etapa de infantil, ya que en este periodo de pleno desarrollo absorben y retienen mejor los aprendizajes.
Enseñar música además abre muchas puertas. La música invita a bailar, hace sentir y permite expresarse, compartes con ella momentos, favorece la empatía, ejercita la memoria, ayuda a reflexionar, conocer culturas, etc. Con lo cual, estimula muchas de las capacidades y destrezas que dicho alumnado necesita desarrollar, siendo una herramienta idónea para fomentar el desarrollo cognitivo, físico y social.
He aquí un par de muestras que reflejan que la música está en todas partes, en este caso, en la Romería de Rota, donde me planteé esta reflexión y quise compartirla con ustedes. Espero que os guste:
Con la colaboración de Adrián Caballero Arana y Borja Caballero Galafate
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